Otro de los capítulos de los juegos de mastropiero se llama anfibologías:

“La anfibología (del griego: amphí, ambos lados, y bole, disparo) u “oscuridad gramatical” es la ambigüedad que se producen en la compresión de una expresión verbal.

Esto se genera cuando un párrafo esta mal construido o cuando se presentan términos que pueden dar a lugar a equívocos, dando origen a dos o más sentidos.

Cuando decimos por ejemplo: “Vendo medias para niños de lana” la pregunta que surge es: ¿qué es lo que está hecho de lana? ¿Las medias o los niños?

Otra situación que produce anfibología es cuando se utiliza ciertos pronombres posesivos: “Alfredo fue a casa de Eduardo y allí se encontró con su primo”, aquí nos preguntamos: “¿el primo de quien? ¿El de Alfredo o el de Eduardo?

Locuciones cristalizadas: “en el lenguaje corriente encontramos una serie de expresiones fijas que son el dominio común y que son comprendidas por todo el mundo. La expresión “vayamos al grano”, por ejemplo, alude a un pedido de “ser breve”, de enfocar directamente el tema que se esta tratando; la de “meter la pata" describe la falta de pertinencia de una intervención en una conversación o cuando la intervención de un locutor va en contra del objetivo. Estos giros, que se emplean siguiendo unas “reglas de juego” a la que deben atenerse los hablantes, se conocen como locuciones cristalizadas., “frases hechas” o también “unidades fraseologicas fijas".

Ahora bien, si el interlocutor interpreta la expresión literalmente, o sea, si no sigue la convención léxica y toma lo dicho “al pie de la letra”, se produce entonces una ruptura que da como resultado la aparición de un absurdo.

Véase este fragmento de comunicación telefónica tomado de una historia del escritor argentino Luis Pescetti.

Suena el teléfono en la casa de señor Moc.

Moc: ¿si?

Señorita: ¿a que teléfono estoy hablando?

Moc: Al que esta en su casa.

Señorita: Me refiero con qué teléfono me comuniqué.

Moc: ¡Ah! Con el que esta en mi casa.

Señorita: Perdón, pero ¿me podría decir a que teléfono estoy hablando?

Moc: Al que marcó.

Señorita: Si, ya sé, pero ¿dónde me comuniqué?

Moc: ¡A mi casa!

Señorita: ¿Estoy hablando con la casa del señor Moc?

Moc: no, usted esta hablando con el señor Moc.

Tal como se ve, el señor Moc no acepta ni una sola de las convenciones léxicas y responde a cada pregunta literalmente, lo que da resultado un dialogo alabeado e incomprensible.

El recurso de tomar al pie de la letra los giros de palabras es muy utilizado para la construcción de todo tipo de situaciones cómicas. Por otra parte, cuanto mas arbitraria sea la locución utilizada, mayor será el absurdo que resulte de esa ruptura pragmática”.

Alumnos de 1º3º TT

1 comentarios:

Funky Punky y ramirez dijo...

bueno gente aca les dejamos otro capitulo del libro esperemos que les guste.

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