por Gisel Aguerre 1º 3ª Secundaria T. M

Una vez en un pequeño pueblo vivía un joven llamado Patricio, a quien siempre lo culpaban de las cosas malas que sucedían en el pueblo. Por este motivo él no tenía amigos, no salía de su casa y pasaba y pasaba todo el día recluido en su hogar. Cansado de esa situación decidió escaparse al bosque con todas sus pertenencias valiosas, entre ellas estaba un reloj de mano que cuando lo abría sonaba una hermosísima melodía que le hacía recordar su infancia y a su difunto padre.

Ya se había hecho de noche y él todavía seguía en el bosque, en ese preciso momento comenzó a llover como nunca se había imaginado, él pensaba que esa sería una noche de terror. De pronto sacó el reloj de su padre y dejó de llover. Primero se asustó tanto que salió corriendo, estuvo a punto de tirar el reloj, pero recordó que era lo único que poseía de su querido progenitor. Al amanecer se despertó y pensó que todo había sido una pesadilla, pero cuando miró el reloj tenía un raro resplandor….
Recorrió el pueblo y todo había cambiado: la gente lo saludaba y lo invitaba a comer, pescar y a sus fiestas, etc.
Ese fue el mejor día de toda su vida y a partir de allí tuvo muchísimos amigos.

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