
La palabra compañero es una palabra sumamente utilizada. Y quizás por ese mismo uso tan reiterado, es que perdemos de vista el verdadero significado de esta palabra tan importante para nuestra vida en sociedad.


La palabra compañero es una palabra sumamente utilizada. Y quizás por ese mismo uso tan reiterado, es que perdemos de vista el verdadero significado de esta palabra tan importante para nuestra vida en sociedad.
El término compañero deriva de compañía, palabra latina que surge de la conjunción de dos vocablos latinos: cum y panis. El primer vocablo tiene muchas aplicaciones y significados, uno de ellos en compartir. Compartir, una palabra difícil sobre todo cuando debemos llevarla a la práctica. ¡Cómo nos cuesta compartir! ¡Cómo nos cuesta dar de lo nuestro a otros! Dar nuestro tiempo, nuestro apoyo, nuestro esfuerzo, nuestras cosas materiales. ¡Cómo nos cuesta!
El segundo vocablo es aún más complejo. Significa pan. Nada menos que pan. ¡Qué palabra grande, pesada, cargada de significados y simbolismos! El pan es, en casi todas las culturas del mundo, sinónimo de alimento, de hogar, de trabajo, de reunión familiar, de supervivencia, de salud, etc, etc. Todos nos hemos criado escuchando frases como: Hay que ganarse el pan, llevar el pan a la mesa, no tiene ni un pedazo de pan, el pan de la unidad, que no te falte nunca el pan. Parece ser que el pan es algo básico, elemental e imprescindible para nuestra vida, para la vida. Y debe ser porque su principal simbolismo es justamente ese la vida. El pan es vida.
De manera que compañero (el cum-panis) es el que comparte el pan y si pan es vida, compañero es el que comparte la vida.
No faltará algún lingüista atildado (tengo a un par de ellos en mente) que diga, con algo de razón, que mi etimología es un tanto forzada y simplista. Permítanme contestarle al lingüista en cuestión, que hace rato ya, que todos sabemos que la lengua es un ser vivo y que se adapta y modifica de acuerdo a las necesidades del usuario.
Volviendo a la palabra compañero, podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que ser compañeros es más que compartir el aula o el patio durante el recreo; o tener una misma rutina de trabajo. Ya lo dijimos, ser compañeros es compartir la vida.
Ahora bien, ¿Compartimos la VIDA con aquel al que llamamos compañero y al que dejamos que así nos llame? Y digo VIDA, con mayúsculas, con todo lo que ella abarca; con las buenas y con las malas. ¿Compartimos, le damos parte de nuestra vida y nos involucramos en parte de la suya?
Estimado lector, ahora ya sabés qué significa ser compañero. Y “saber” implica una responsabilidad, actuar en consecuencia, acorde a ese conocimiento nuevo que adquiriste. Es decir, que supone una acción concreta e inmediata. La próxima vez que le digas a alguien “compañero” sabrás qué estás diciendo y por qué lo estás diciendo y creeme que podrás engañar a otros pero nunca a vos mismo. ¡¡Suerte con el resultado!!
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